Recorremos la bonita y agradable ruta dos sequeiros, un paseo para reencontrarnos con el modo de vida de los agricultores comarcales de antaño
Si algo caracteriza al interior de Galicia es su frondosa y espectacular naturaleza y la infinitud de senderos que existen para adentrarte en ella y disfrutarla.
Una de las últimas sendas que tuvimos el gusto de realizar fue la ruta de senderismo dos sequeiros – de lo sequeros -, en la comarca ourensana de Trives, una sencillísima travesía circular de 3’14 km que se inicia en el pueblecito de Pena Folenche y que apenas te llevará 45 minutos.
Ruta de senderismo dos sequeiros
A pesar de que en Pena Folenche no hay ninguna indicación que conduzca al sendero, no debéis preocuparos, tan sólo tendréis que atravesar el pueblito – hacerlo no os llevará ni 5 minutos – y tomar un camino que sale a la izquierda.
En ese punto sí que veréis lo que en su día debió ser una perfecta señal de comienzo de la ruta …
A día de hoy está completamente desgastada por el sol. 🙂
Un primer tramo de huertas …
El primer tramo discurre por un camino completamente llano y rodeado de huertas urbanas, una zona en la que el incipiente sol no exime al haceroso agricultor de cuidar con mimo y esmero sus tierras o al ganadero de sacar a pastar su ganado.
Una más que reconocible labor, la verdad, no todo el mundo estaría dispuesto a hacer ese esfuerzo …
Conforme avanzamos, un nuevo paisaje con variedades de flora autóctona sale a nuestro encuentro. En estos parajes es común encontrar especies como las silvas o las xestas, ésta última, según nos comentó un labriego del lugar, es uno de los lugares de cobijo preferidos por los jabalíes.
A la derecha vemos unas imponentes montañas, se trata de los montes del Cañón Bibei, un área natural de enorme riqueza paisajística donde conviven la vegetación de ribera y la típica flora del mediterráneo.
De castaños va la cosa …
Continuamos tranquilamente nuestro camino internándonos poquito a poco en los innumerables soutos de castaños que hay por estos lares, un cultivo que supone la principal actividad agrícola de esta comarca y cuya máxima actividad se da con la llegada del otoño, cuando el fruto ya ha madurado en los erizos y se procede a la recolección para exportar las castañitas a todo el mundo. 🙂
A lo largo de todo el trayecto, veréis que salen pequeños caminitos a la derecha y a la izquierda que pueden llegar a confundir, no les hagáis ni caso, continuar el sendero principal sin abandonarlo en ningun momento y punto! 😉
En este trecho, el sol se tornó un poquito más tímido, cediéndole el protagonismo a las sombras que proyectaban los castaños y robles, algo que agradecimos enormemente, ya que el calor estaba empezando a ser un pelín excesivo …
Comprobaréis que, al contrario de lo que suele pasar en otras rutas más afamadas, en la ruta de senderismo dos sequeiros estaréis completamente solos con vosotros mismos, vuestros únicos compis de camino serán los animalitos y bichines comunes por aquí. 🙂
Llegamos a los sequeiros …
Tras media horita de andadura y tras girar en el recodo que formaba una curva a la izquierda, nos encontramos de bruces con los protas del día, los sequeiros, 14 edificaciones de piedra dispuestas a un lado y otro del camino que sirvieron en su día para secar los miles de kilos de castañas que se obtenían de los soutos.
Es importante tener en cuenta que una vez nos encontramos en los sequeiros, se abandona el camino principal que hemos seguido todo el trayecto y no se vuelve a coger, puesto que el camino de retorno a Pena Folenche obliga a atravesar los sequeiros.
Según nos estuvimos informando, cada sequeiro estaba dividido en dos partes, en una de ellas se procedía a realizar todas las labores necesarias para el correcto secado del fruto mientras que la otra división era utilizada como dormitorio.
No hay que olvidar que durante la temporada de la recogida de la castaña, varios vecinos de municipios cercanos establecían su hogar en este poblado – llegaron a existir hasta 40 sequeiros -. Para los lugareños era mejor opción vivir aquí que desplazarse día a día, máxime si tenemos en cuenta que las comunicaciones por carretera nada tenían que ver con las de ahora y los inviernos eran durísimos.
El lugar era de auténtico cuento, un rinconcito al cobijo de la imponente sombra de los castaños en el que por momentos nos imaginábamos a varios hobbits saliendo a saludarnos, parecía el escenario de alguna de las pelis de El Señor de los Anillos. 🙂
Aunque es bastante tentador, lo cierto es que se desaconseja completamente acceder al interior de los sequeiros, las construcciones no son muy estables y la presencia de murciélagos puede provocar algún que otro susto entre los más valientes …
De vuelta a Pena Folenche …
Una vez terminado el tramo de sequeiros, una clara señalización de madera nos indica el camino a seguir para volver fácilmente a Pena Folenche, un desvío con una ligera pendiente que nos adentra en una zona boscosa plagada de piedras y de, por supuesto, más soutos! 😉
Un verdadero vergel de gran belleza cuyo recorrido fue una auténtica delicia! 🙂
Apenas 200 metros después, otra clara indicación señaliza que Pena Folenche está a la derecha, unos pasitos más y ta chan … Hemos vuelto!
El tramo de hierbecita finaliza y una calle asfaltada nos da la bienvenida y nos aplaude por lo bien que lo hemos hecho … Otro rinconcito secreto de la maravillosa Ourense para nuestro curriculum de exploradoras! 🙂
El panel al inicio de la ruta ha sido sustituido por uno nuevo.
Hola José Manuel,
Qué buena noticia! Si no fuera mucha molestia, ¿podrías hacerle una foto y nos lo mandas por email para incluirlo en el post y modificar la info?
Muchas gracias por avisarnos!
Un abrazo, Eli y Mar